Con suavidad bajó los brazos como un acto de rendición, giró
su rostro hacia la ventana y con horror dobló la vista ocultando sus ojos con
sus agrietadas manos. La imagen era clara y lo suficientemente real como para
paralizarlo en aquel inhóspito lugar para siempre. Tras un largo rato de
negación visual, deslizó sus manos hasta que el peso de las mismas las apartó
muy lejos de su rostro, hizo consciencia de lo que lo atrapaba, las paredes
proyectaban en espejos las escenas que
lo torturarían hasta el final de su existir, como relámpagos, en el techo y el
piso también, una tras otra iluminaban su gesto paralizado; el terror se
albergaba en sus ojos inmóviles que se secaban ante la imposibilidad de
parpadear. De pronto la textura de sus piel comenzaba a parecerle extraña,
ajena a sus células, le provocaba un
agresivo dolor en los dedos, después en su cuello, en su torso, sus piernas y
al final en todo el cuerpo. El ruido era insoportable, provenía de todos lados a un volumen indeseable y lo obligó a retorcerse
y azotarse muy a pesar del profundo dolor que recorría cada centímetro que le
pertenecía golpeándose contra el piso y después la pared, el techo y otra vez
el piso perdiendo toda dimensión del espacio y
regando por toda la habitación la
sangre ardiente que provenía de sus oídos. La gravedad le arrancó la
posibilidad de usar sus manos para cubrirse y así fue en un instante con todo
su cuerpo desnudo. Los gritos ahogados en el tiempo y el espacio se desvanecían
cruzando la puerta donde los demás se encontraban ce
-Fa-
nando.-Fa-
No hay comentarios:
Publicar un comentario