jueves, 21 de marzo de 2013

Anatomía básica del ojo humano



Perdida en una superficie de la oscuridad más profunda y absolutamente vacía, fondo, techo y paredes del negro más negro y sin embargo tan cálido, tan abrazador que creería que he nacido y vivido en ese pozo sombrío más de un millar de vidas, doy un paso y noto como mis pies se encuentran sobre un líquido denso que crea ondas circulares que me ahogan del modo más dulce, me sumerjo por siglos de sombras y al salir bañada en una capa gruesa de petróleo puro camino a las orillas donde se producen risas que llenan de constelaciones mis pasos y me llevan sin saberlo a un bosque lleno de misterios que giran, me enrollan y me hacen volar al ras del cielo como raíces de árboles que cuentan historias en lenguas antiguas. Caleidoscopio lunar que me transporta a un río de almas perdidas, las carcajadas me invaden la garganta y no puedo contener la euforia encerrada en mi piel. De pronto siento una necesidad impetuosa de callar y perderme en el silencio de una habitación tan blanca que emana una luz de una paz tal que me inquieta, me tensa los músculos, me hace temblar y caer sobre el suave pavimento de pasiones engarzadas, cada roce me provoca un placer incontenible, gimo y me retuerzo sin control. Podría desarmarme y sentirme aún completa. Las extrañas puertas horizontales de salida se cierran lentamente ante el peso de los delgados guardianes que cuelgan deseando besar a los de abajo, parecen pequeñas eternidades los instantes que tardan en abrazarse y al hacerlo me expulsan en un remolino sin enfoque que me deja de rodillas sobre mi realidad...

Y de pronto, todo parece claro, los segundos viajan a los pulmones para llenarlos de paciencia y a cada exhalación dejan escapar un aire de victoria. Mis músculos cobran la fuerza necesaria para cargar el sol sobre mis hombros. No hay imposibles. Reflexiono un momento, quizás dos mientras mi rostro esboza inevitablemente la sonrisa más sensata y firme que jamás haya pronunciado un ser: “Siempre he creído que el amor nace y vive de miradas, y si el mío por ti ha de escribirse con esta aquí descrita, me declaro en un estado de total, absoluta e irrevocable entrega."

-Fa-

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