Una vez alguien me dijo que si
uno invierte en algo, no debe esperar
nada de regreso, de este modo sea cual sea el resultado nos sentiremos
satisfechos. La verdad es que ni siquiera me lo dijeron a mí, he de confesar que
andaba más bien yo de anexa a la conversación, es importante la aclaración por
que luego le reclaman a uno derechos de autor, y, ¿vaya a ser, verdad? Digamos
entonces que escuché por ahí un día semejante aseveración y me dije a mi misma:
Mi misma, a partir de hoy todo lo
que inviertas será un regalo al cosmos del cuál no esperarás absolutamente
nada. Mi misma no sé si soy yo o de verdad esto suena refeo, a ver si me
entendí, lo que yo quiero que hagas es que a partir de hoy cuando le sonrías a
Alguien en la calle no esperes, ni por error que Alguien te responda el gesto,
si eso, porque así cuando la gente se pase de largo ¡ni te va a importar! porque
era eso lo que esperabas, NADA. Y si te
sonríen aunque sea poquito habrá sido algo y significará un logro. ¡Ay pero que
chulada mi misma!, entonces hagas lo que hagas siempre ganas ¿ves? Mi misma, a
partir de este momento olvídate de esforzarte ni un poquito en nada, después de
este instante todo, pero todo, te tomará por sorpresa, absolutamente todo lo
que hagas te dejará satisfecha. Ahora cuando se te antoje un chocolate vas a la
tienda, das la moneda y te le quedas viendo al señorcito sin esperar que te de
tu pinche chocolate, porque el sudor que derramaste ganándote esa moneda no
vale nada, tú regala al mundo y no esperes un cambio porque la decepción es lo
peor que te puede pasar mi misma, la decepción te alienta a que te esfuerces
más, y te arriesgas a que te lastimen una y otra vez mi misma y ¿para qué
quieres sufrir si es tan fácil no esperar nada y siempre, siempre ganar? Mi misma te lo pido, no hagas nada con pasión,
sí, mi misma, a partir de hoy estás muerta, muertísima mi misma porque hoy es el primer día de tu
vida que vives sin un gramo de esperanza.
(…)
Me niego mi misma a seguirte
ordenando que pierdas esta cualidad tuya tan preciosa, tan humana, porque la
sangre corre por tus venas mi misma, estás vivísima, más que nunca. No te engañes
a ti misma mi misma diciéndote que la clave del éxito es mantener la repisa
bajita para siempre alcanzar el libro, eso mi misma no es felicidad se llama
ser mediocre y de ninguna manera puedes permitir que semejante adjetivo se te
pegue a la piel cual sanguijuela. Porque el día que una persona te insulte y tú
no sientas nada porque “no podías esperar más”, el día que te quedes solo y no
te preguntes ¿Qué chingados hice mal?, el día que mires a un ser amado en una
cama de hospital y no esperes volver a sentir la vida emanar de su sonrisa, aunque
esperar signifique tal vez llevarse una
decepción desgarradora, ese día mi misma estás oficialmente jodida.
Mi misma, yo sé que por más que
te hablo y por más que te repito nunca me haces caso, pero te lo pido, te lo
ruego, solo por esta vez ponme atención. Mi misma pase lo que pase, así el
cielo se esté cayendo a piezas de rompecabezas y el suelo de tus entrañas se
agriete al compás de los segundos, prométeme por favor que NUNCA, NUNCA vas a
dejar de esperar.
-Fa-
No hay comentarios:
Publicar un comentario