De esas veces que estás guardando
los restos del guisadito delicioso que comiste, los metes en un tupper (que por
supuesto siempre es o muy chiquito o muy grande) si eres muy perseverante, lo
cambias repetidas veces hasta encontrar el “perfecto” que casi siempre es el de
medio litro de crema “alpura”. Si tienes poca tolerancia a la frustración, como
es mi caso, dejas el contenido ahí donde lo habías puesto y prosigues a buscar
la tapa. PUTA, ¡la pinche tapa! y en esta travesía amigos, aquí mero es donde
viene la filosofía: “el amor es como las tapas”.
El amor es como las tapas, te
pasas la vida entera buscando “the one”, buscas y buscas, y pinches buscas
entre las mil millones de tapas que no sabes cómo demonios tu madre ha
coleccionado con tremendísimo empeño: tres pinches tuppers y 465,774, 534 PUTAS
TAPAS.
En la búsqueda sabes de entrada
la forma que estás buscando, si el tupper es circular ¡de pendejo le intentas
encajar una tapa cuadrada! Claro que en la desesperación, esas cosas pasan…
pero esa ya es otra historia. La mayoría te quedan chicas, una que otra grande
y cuando estás por rendirte, la ves, ahí, tan redondita, tan posible ¡tan roja!
Extiendes el brazo y cuando por fin la tienes en tus manos ¡CARAJO! Es de “darle
vueltas” chale, ¡tenía buen lejos!
A veces, encuentras una que sabes
perfectamente que no es pero la pones y medio sella, a simple vista se ve
bastante bien, pero no te contiene, no te sientes seguro, sabes que cualquier
movimiento en falso podría significar salsa verde por todo el refri, pero te la
quedas. Está digamos que “para presentársela a tus papás”.
La otra es que encuentres una que
¡tampoco es pa’ti! Pero “ME QUEDA POR QUE ME QUEDA”, lo forzas, la aprietas, se
desparrama tu contenido y te vale un carajo, “ESTA ES MI TAPA COÑO, CÓMO DE QUE
NO CHINGAO”. Esa historia acaba siempre en la letra de alguna de las canciones
de “la banda MS” o en divorcio si de plano te apendejaste.
La gente se cansa de andar
buscando, acabas por meter el tupper al refri así nomás, hasta que se echa a
perder el contenido, o hasta que en una
de esas que jalas muy fuerte la puerta acaban los frijoles en el cajón de las
verduras.
El amor es como las tapas, buscas
y buscas y pinches, putas buscas y cuando menos prisa tienes aparece, ahí, tan
gloriosa, tan perfecta, ya la habías visto cuatrocientas veces y no creíste que
quedara, pero encaja a la perfección. Ahí estaba, en el cajón de siempre.
El amor es como las tapas, buscas
y buscas y pinches, putas, perras buscas.
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